La vida cotidiana de los colectivos de especial vulnerabilidad es un reto que pasa desapercibido para la sociedad. En muchas ocasiones son vecinos, amigos, conocidos, cuya realidad queda diluida en la vorágine del día a día. Este hecho no permite que se reciban los apoyos necesarios.
Este mes de junio, el Museo Casa Botines Gaudí de León está acogiendo el proyecto expositivo «Nuestros vecinos invisibles», que busca visibilizar las historias de usuarios y equipos de distintas entidades.
En esta línea, los últimos tres fines de semana, se han desarrollado numerosos encuentros con colectivos que trabajan para mejorar la situación de estas personas desde los ámbitos de acción y exclusión social, discapacidad o salud. Estos encuentros acompañan a la exposición de 43 fotografías realizadas por Mercedes Blanco, Pelayo Lacazette, Noé Baranda y Marta Areces y han recibido una calurosa acogida por parte del público leonés.
Durante los encuentros, los protagonistas fueron explicando sus complejas realidades de la mano del periodista y escritor Pedro Lechuga. Se contó, por ejemplo, la labor de las asociaciones de familiares de personas con Alzheimer para luchar contra la crudeza del aislamiento en las zonas rurales o la necesidad dar visibilidad a los jóvenes con inteligencia límite, que se encuentran, como contaron, en tierra de nadie, al no poseer discapacidad intelectual severa.
No fueron los únicos temas a tratar. La invisibilidad de la vulnerabilidad es amplia. También se pudo hablar de la necesidad de la figura del asistente personal como clave de inclusión de personas con problemas de salud mental o la atención integral a personas en situación de extrema pobreza, algo que va más allá de dar comida o café en una noche fría.
Asimismo, hubo tiempo para poner el foco en el día a día de los niños con cardiopatías, la importancia del juego en los niños con parálisis cerebral, la convivencia con los Trastornos de Espectro Autista y en la forma de afrontar los diagnósticos de cáncer infantil.
La iniciativa, que está recibiendo numerosas visitas y el interés de escolares, mayores, universitarios, familias y los distintos movimientos asociativos de la ciudad, finalizará en la ciudad el 3 de julio, dando paso a nuevas ubicaciones en Pola de Siero y Gijón en los próximos meses, donde podrán conocerse más vecinos invisibles.